Fue presentado a la prensa en Puerto Madero el 15 de Abril POR ACÁ,
NO!, un poderoso documental de media hora que denuncia la contaminación que
podría afectar a gran parte de la costa marítima argentina y que aglutina la
lucha de un grupo de valientes ante el imperio del petróleo. La búsqueda del
“oro negro” pone en jaque a la biodiversidad marina a lo largo de miles de
kilómetros, con daños y consecuencias muy difíciles de estimar.
Las alarmas comenzaron a sonar el 30 de diciembre de
2021 cuando el Estado aprobó la exploración sísmica para la explotación
petrolera offshore en parte del Mar
Argentino. A partir de ese anuncio, comienza un filme que viaja por diversas
ciudades de la costa argentina. El anfitrión es Diego Salas -Director
de programas para Greenpeace Argentina- quien guía un espinel de pormenores
acerca de la irrupción de la industria petrolera en aguas locales.
El punto de inicio es Mar del Plata y hacia allí viaja
Salas junto a la actriz y cantante Natalie Pérez, quien se
solidarizó por la causa y le dio visibilidad a una amenaza latente: la
perforación del lecho marino, en búsqueda de petróleo, que produce inesperados
derramamientos. Desde su emblemático puerto, Salas y Pérez parten a vela para
llegar a la zona de conflicto: el bloque CAN 100, en dónde se harían las exploraciones
para la búsqueda de combustible.
Con tomas aéreas y terrestres, que retratan cada
centímetro de la fauna y flora costera, POR
ACÁ, NO! rescata un archivo audiovisual con impactantes imágenes de cómo
los albatros, focas, pingüinos y, la célebre, ballena franca austral sufre
sobre su piel el corrosivo efecto del crudo negro. “El riesgo de un derrame
mayor equivale a 1000 barriles de petróleo”, es uno de los crueles datos que
expone este documental.
Luego de la visita por Mar del Plata, es hora de
viajar al pasado junto al conductor Diego Poggi, específicamente
en Caleta Córdova (Chubut) para entrevistar a dos luchadores, hasta hoy,
invisibles. Una es Mirta Calvo, la única persona que continuó un juicio penal
contra una empresa petrolera por el derramamiento de crudo que existió en la
ciudad patagónica, allá por 2007.
Imágenes desgarradoras de una playa herida y fauna
empetrolada -como así también chicos que ingresan al mar y salen con manchones
oscuros sobre la piel- son perlas (negras) de la contaminación. Un dato: dos
días después de la entrevista de Salas y Poggi a Calvo, la Justicia absolvió a
los acusados: no hubo culpables ni responsables por el desastre ambiental
ocurrido.
Otro de los damnificados fue César Viegas, un pescador
que de la noche a la mañana vivió un presente negro, como el petróleo que llegó
a la costa y empantanó todo hace 15 años. “A nosotros nos destrozó, a otros
les mejoró la vida porque arreglaron, a cambio de dinero o trabajo, y retiraron
los cargos y las demandas contra las empresas culpables. El petróleo es el
poder más corrupto y grande que hay, todo lo compra, hasta la conciencia”,
detalla entre lágrimas.
La última escala del documental es Puerto Madryn,
específicamente en Punta Flecha, en dónde se puede avistar (y escuchar) a la
ballena franca austral, el primer patrimonio natural nacional. Allí, Salas
recibe al actor Ricardo “Chino” Darín quien lo acompaña en un viaje para
recorrer parte de la Corriente de Malvinas, un sistema de aguas frías por donde
el gigante mamífero se desplaza. Y corre serio peligro ante la irrupción de las
bases y buques petroleros.
La palabra de José María Musmeci, presidente de la
Fundación Patagonia Natural, es clave para entender acerca de la estepa costera
patagónica y muestra crudas imágenes de archivo acerca del emocionante rescate
de un ballenato en 1996, posiblemente afectado por la exploración sísmica
varias millas mar adentro. O bien conocer el recorrido de las ballenas, en
búsqueda de alimento, a través de un seguimiento satelital, a través de
dispositivos de última generación, en el asombroso sitio web Siguiendo Ballenas
(http://siguiendoballenas.org/)
Por último, un vistazo a la colonia de pingüinos en Punta Tombo para enterarse que estos animales alertan un eventual crimen medio ambiental en el océano. “Ya que no regresan a la costa, vuelven heridos o empetrolados. En tierra se encuentran más a salvo que en las aguas”, explica a cámara Soledad Acuña Sallés, directora de Engagement Greenpeace.
Fuente: History y Greenpeace. Gerardo Grosso
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