domingo, 7 de julio de 2013

Abrió sus puertas Caminos y Sabores, una fiesta de aromas y colores



Gerardo Grosso. Desde  ayer al mediodía, en la Rural de Palermo, la gente empezó a poblar los largos pasillos de la feria. En su novena edición, Caminos y Sabores, tal como su nombre lo indica, nos invita a recorrer los distintos aromas y sabores de nuestra tierra. Hay áreas temáticas según productos y materias prima, con stands de provincias y de emprendedores de distintas partes del país. Alimentos regionales, artesanías y turismo hacen una combinación ideal para quien se anime a venir.

Se escuchan tonadas, las edades varían a medida que uno avanza desde un rincón al otro de la feria. Hay distintos caminos por recorrer: bebidas, dulces, frutos de la tierra, aceites y especias, yerba mate y té. Como se puede leer en carteles, hay exclusividades y exquisiteces. La Plaza del Encuentro ofrece música y baile a un costado del camino. En un espacio dedicado a la cocina, un chef dialoga y cocina pasta italiana ante la atenta mirada del auditorio.

Son cuatro días de acción en donde el visitante podrá hacerse la idea, si es que no la tiene, de la gran variedad de recursos y productos que nuestro país ofrece. Una fiesta para los sentidos, una caricia para quienes saben apreciar los alimentos hechos con manos caseras. “Valor en origen. Calidad que hace bien”, ese es el lema de este año.

En esta feria, en su novena edición, podrá degustar productos regionales de distintas regiones del país: desde el norte hasta el sur, pasando por la pampa, el litoral, las sierras, recorriendo en cada receta la tradición de una familia, de un pueblo, de una provincia.

Está todo predispuesto para que los caminos lo vayan llevando, que usted se deje llevar por esas exquisiteces que ofrecen los mismos productores. Del productor al consumidor, mostrándole su “arte”, contándole secretos del oficio, enseñándole a hacer las más ricas recetas.

Hay tesoros escondidos en Caminos y Sabores. Y no se trata de piratas buscando un botín. Hablamos de gente, de chicos y grandes, dejándose llevar por el sabor único de un producto artesanal, del valor de la materia prima que brota de nuestro suelo con una naturalidad que impresiona. Y entre tanta variedad, tanta producción artesanal, uno puede descubrir verdaderos tesoros.

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